INSTALAR EL AUTOCUIDADO
TEMPRANAMENTE 

 Por Ana María Reyes Lobos, Coordinadora Centro Psicosocial José Luis Ysern de
Arce perteneciente a la Escuela de Psicología de la Universidad del Bío-Bío,
Psicóloga Clínica, Magíster en Psicología Positiva Aplicada.




12 Abril  2023

En los últimos años, la práctica del autocuidado ha ganado relevancia y se ha asociado comúnmente con el mundo adulto. Sin embargo, es importante destacar que debería ser una práctica extendida a lo largo de todas las etapas del ciclo evolutivo.

Los niños, niñas y adolescentes también experimentan presiones y expectativas sociales que pueden ser abrumadoras en su proceso de desarrollo. Es preocupante ver que los índices de estrés, ansiedad, depresión y, dolorosamente, el suicidio, están aumentando año tras año en esta población.

Nuestra sociedad, a menudo, desconoce las necesidades de los niños, niñas y adolescentes. Esto se debe en parte a la idea errónea de que ellos son incapaces de comprender y de tomar decisiones importantes, y que, por lo tanto, deben ser protegidos y dirigidos por los adultos/as. Sin embargo, esta forma de pensar vulnera su desarrollo.

La salud mental de los niños, niñas y adolescentes puede ser cuidada a través de una conexión plena y significativa. La única forma de conocer sus dolores, comprender su estrés, acompañar los momentos difíciles y apoyar la gestión de emociones complejas es a través de la presencia plena. Esto implica dedicar tiempo de calidad y en cantidad al desarrollo de una relación auténtica con ellos/as.

Definiendo el autocuidado

El autocuidado se refiere a la práctica de tomar medidas activas para mantener la propia salud mental, física y emocional. Implica tomar acciones que ayuden a prevenir enfermedades y el deterioro, así como también a promover el bienestar general y la calidad de vida.

Es positivo comprender el autocuidado como una acción colectiva en lugar de individual, como un esfuerzo sistémico que involucra a todos los miembros de la comunidad para cuidar de la salud mental, física y emocional. Por ejemplo, para que los niños/as y adolescentes desarrollen prácticas saludables, como una alimentación adecuada y un horario de sueño regular, necesitan adultos/as que les
proporcionen un buen ejemplo a seguir.

Un acompañamiento responsable siempre implica el compromiso constante de los adultos/as, quienes deben estar dispuestos a mejorar sus hábitos personales pues son constantemente observados por los niños/as y adolescentes con quienes comparten.

La concepción errónea de que la vida escolar se trata de sufrimiento y estrés es peligrosa y comúnmente fomentada por los adultos/as. Esta idea está muy alejada del bienestar y la salud mental. En lugar de eso, debemos hacer un esfuerzo como sociedad para cambiar este paradigma y enfocarnos en la idea del placer de aprender, ya que el proceso de aprendizaje es una experiencia maravillosa que nos transforma como individuos/as, se constituye como un factor protector que impacta significativamente a nuestra comunidad.

Jóvenes Talentos ¡Más UBB, Claro que sí!

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